Hola, ¿cómo estás? Soy José Luis Prieto, autor de los libros Reflexiones para el alma. A través de estas líneas quiero hacerte saber quién es el culpable de que hoy estes aquí privado de la libertad. Tal vez no lo sepas, porque nadie te lo explicó. Por todas partes alrededor del mundo anda suelto un ladrón y asesino invisible que te odia de tal manera y que está muy feliz disfrutando de tu sufrimiento detrás de las rejas. Él actúa en tu mente haciéndote creer muchas cosas que te han inducido a hacer todo el mal posible, una enorme cantidad increíble de mentiras que tristemente le has creído.
Voy a explicarte cómo funciona nuestra mente. En ella hay un campo de batalla, donde se libra una cruel y feroz guerra entre el bien y el mal. Ésta se inicia cuando comenzamos a tener uso de razón y termina cuando partimos de este mundo. O sea, la lucha se desarrolla las 24 horas del día, los 365 días del año. Esto se manifiesta en nuestra mente a través de pensamientos, ideas y también en muchos casos escuchamos voces.
Para explicarlo mejor: En las series de Tom & Jerry hay una escena que representaría todo lo que sucede en nuestra mente. En un momento al gato se le posa un angelito sobre su hombro y sobre el otro un diablito. Por un lado, el angelito le dice que no le haga daño, que lo perdone, que es su amigo, pero por el otro el diablito le dice todo lo contrario, que lo odie, que lo mate y se lo coma, entre otras tantas desagradables cosas. Podemos observar cómo la cabeza del gato se mueve como mirando un partido de tenis, ya que tiene que tomar una decisión, ¿a quién de los dos escuchar? Sin dudar deshecha al angelito y sale a cazar a su archi enemigo, sin darse cuenta que pagaría un precio muy alto: la consecuencia es estrellarse contra una pared, mientras Jerry se burla riéndose de su estúpida decisión.
Ya lo dijo Jesús: “Cuando el ladrón llega, se dedica a robar, matar y destruir. Yo he venido para que todos ustedes tengan vida, y para que la vivan plenamente”. Juan 10:10.
Hoy estas aquí por haber puesto en acción todas las mentiras que este depredador humano estuvo metiendo en tu mente. Además, está todo el tiempo animándote, te dice cosas como: “no seas tonto, quién te va a ver, no pasa nada, está todo bien”. Te engaña de tal manera que, sin darte cuenta, comienza a apoderarse de tu mente y llegará el momento donde te manejará como una marioneta, te hará hacer cosas de las cuales no serás consciente de lo que estás haciendo. Vemos a diario en TV que ladrones roban y asesinan sin percatarse de que hay cámaras de vigilancia, y es ahí donde dejan registrada su hermosa carita, llegando en pocos minutos al lugar que jamás hubieran imaginado, quizás de por vida.
Si escuchas la voz del bien -la voz del angelito- todo en la vida te será mucho más fácil y sencillo, jamás vas a tener problemas con la justicia. Por el contrario, si escuchas permanentemente los consejos del diablito, esa voz comienza a cobrar vida animándote a mentir, estafar, robar, violar, matar. Debemos entender que en la vida no hay ni premios ni castigos, sino consecuencias. Si haces el bien, tu vida será una bendición, pero si haces lo contrario, te va a traer graves consecuencias. La más leve es estar aquí, otra el hospital o peor aún el cementerio.
Cuando permites que las mentiras invadan tu mente, terminan convirtiéndose en tu verdad. El mal te hace creer que nadie te quiere, que eres un miserable, un don nadie, que con esa cara quién te va a dar trabajo, que estás fuera del sistema social, que no sirves para nada ni para nadie, que ningún ser de este mundo te va a perdonar y dirán que tienes que pudrirte en este lugar. En definitiva, te hace creer que eres la peor lacra del mundo, y por todo esto, sentirás envidia, odio, resentimiento contra aquellos que están en otra posición social. Cuando esto sucede dejas de amarte a ti mismo y por ende también a los demás. No te importará el dolor, ni el sufrimiento de un niño, como tampoco el de un anciano.
Si has llegado hasta aquí, y sientes que todo esto es tal cual como te lo estoy relatando, quiero que sepas que cuando aprendas a identificar quién te engañó, cuando dejes de verte en el espejo equivocado, entenderás que eres una joya preciosa que Dios tiene en sus manos, esperando que te decidas a escuchar su voz, y además a abrirle la puerta de tu corazón, para que sea parte de tu vida. Cuando lo hayas logrado, te ayudará a rechazar y a dejar de escuchar la voz equivocada y así podrás brillar como el diamante más valioso.
Todo esto depende de ti, esta es una decisión personal. Debes identificar a quién escuchas, porque eso va a definir tu identidad, tus principios, tus valores y tu bondad.
Dios te dice: “Cuando ustedes sean tentados a hacer lo malo, no le echen la culpa a Dios, porque él no puede ser tentado, ni tienta a nadie a hacer lo malo. Al contrario, cuando somos tentados, son nuestros propios deseos los que nos arrastran y dominan. Los malos deseos nos llevan a pecar; y cuando vivimos sólo para hacer lo malo, lo único que nos espera es la muerte eterna”. Santiago 1:13-15.
Si alguna vez pensaste que no eres digno de acercarte a la presencia de Dios, estás totalmente equivocado. Aunque hayas cometido la peor aberración, aunque la sociedad jamás te perdone… quiero que sepas que Dios te ama profundamente, tal como eres. Si le confiesas tus pecados -todo el mal y el dolor que hayas causado- y le digas que lo necesitas en tu vida como un medicamento para sanar tu alma y tu espíritu, te aseguro que te perdonará y además se pondrá muy feliz por tu decisión.
Dios debe ser el centro de tu vida. Muchos rinden culto a ídolos diabólicos como San la muerte, el Gauchito Gil entre tantos otros, no los imites, porque todo esto te llevará a la destrucción, no solo la tuya, sino también la de toda tu familia. No pierdas el tiempo, deja de seguir a todo lo que corrompe tu mente y tu vida. Dios te regaló lo más preciado: la vida. No la tires a la basura, porque ese enemigo invisible quiere que te estrelles contra la pared, cada vez que tomes una decisión equivocada.
Dios es especialista en transformar personas. Si deseas cambiar tu vida radicalmente, solo estás a un paso de hacerlo, solo tienes que creer y recibir. Creer que Jesús murió y resucitó, y nos dejó Su Espíritu, como el regalo más preciado para todo aquel que esté dispuesto a recibirlo en su corazón. Esto no se trata de un cambio de religión como muchos piensan, es solamente recibir a través de una oración la transformación que todo ser humano necesita para tener una mejor calidad de vida.
Las palabras que salen de nuestra boca tienen un tremendo poder, tanto para construir como para destruir. Ya lo dijo Jesús: “Pues si ustedes reconocen con su propia boca que Jesús es el Señor, y si creen de corazón que Dios lo resucitó, entonces se librarán del castigo que merecen”. Romanos 10: 9.
Es mucho más sencillo de lo que piensas. Si estás dispuesto a cambiar tu vida, te animo a hacer esta oración no solo con palabras que salgan de tu boca, sino también de tu corazón. Será suficiente con decir: “Señor Jesús, perdóname por no haberte tenido en cuenta,
perdóname por todos los errores que he cometido, por no querer escucharte ni obedecerte. Hoy me doy cuenta de lo mucho que te necesito, por eso te abro la puerta de mi corazón y te pido que entres en mi vida y me enseñes a vivir de acuerdo con tus principios”.
Poco a poco verás que surgirá un profundo cambio. Todo el odio, rencor y ese profundo dolor, irá desapareciendo y transformándose en amor y perdón. Hay algo muy importante que debes saber, este cambio va a depender de ti. Tal vez no sea en forma inmediata, dale tiempo, no te desesperes, ten paciencia. Si te propones a rechazar la voz del enemigo y solo te dedicas a escuchar la voz de Dios, ten por seguro que los que te rodean no podrán creer que has cambiado para bien, que eres una persona totalmente diferente. Esto hará también que tus guardias y el director de la cárcel vean que estás preparado para tener una segunda oportunidad y hasta pueda acortarse el tiempo para estar nuevamente en libertad.
Si todavía tienes dudas, te recuerdo que el ladrón que estuvo junto a Jesús clavado en la cruz, solo necesitó decirle: “acuérdate de mí cuando estes en el paraíso”, a lo que Jesús le contestó: “A partir de hoy estarás conmigo en el paraíso”. El ladrón solo necesitó tener fe, creer y recibir, no una religión.