
Cuando Dios nos trajo a este mundo, nos dio el regalo más valioso: la vida. Desde ese momento, comenzamos a recorrer nuestro camino en el "tren de la vida". Este viaje inicia con risas y llantos, alegrías y tristezas. Sin darnos cuenta, vamos creciendo.
De repente, nos damos cuenta de que a nuestro lado están nuestra familia, amigos, compañeros de colegio y vecinos. Mientras el tren avanza, pasamos de la niñez a la adolescencia y, finalmente, a la adultez.
En otro vagón, sin que lo notemos al principio, viaja esa persona especial que fue, es y será el amor de nuestra vida. De esa unión suben nuevos pasajeros: los hijos, los nietos y con ellos, una felicidad que no tiene comparación.
El viaje continúa, lleno de desafíos, sueños, alegrías y también tristezas. Nos enfrentamos a problemas de todo tipo, pero seguimos adelante, luchando con la meta de alcanzar la victoria. Mientras tanto, el tren deja atrás paisajes llenos de nostalgia y recuerdos de los años que se han ido.
Cada año que cumplimos es como una estación que dejamos atrás. Poco a poco, algunos de nuestros seres queridos descienden del tren para tomar la conexión hacia otro destino: la eternidad. Pero sabemos que un día volveremos a encontrarnos para celebrar juntos, junto a nuestro Creador, Jesús.
“Deseamos que sigas viajando por muchas estaciones más y que, al pasar por cada una de ellas, tu corazón se llene de gozo. Agradece por lo que la vida te ha dado, te da y te dará”.
¡Feliz viaje!