Querido papá,
Mis manos son pequeñas, por favor no esperes perfección cuando tiendo la cama, hago un dibujo, o lanzo la pelota. Mis piernas son pequeñas, por favor, camina más lento para que pueda ir junto a ti.
Mis ojos no han visto el mundo como tú lo ves, por favor déjame explorarlo, no me limites innecesariamente.
El trabajo siempre estará allí, pero yo seré pequeño sólo por un corto tiempo, por favor ten paciencia para explicarme las cosas maravillosas de este mundo y hazlo con alegría.
Mis sentimientos son frágiles, te pido por favor que estés pendiente de mis necesidades, no me regañes todo el día, a ti no te gustaría que lo hicieran contigo. Trátame como a ti te gustaría ser tratado.
Soy un regalo especial de Dios, por favor atesórame como Él quiso que lo hicieras, respetando mis acciones, dándome principios y valores con los cuales vivir, y enseñándome amorosamente.
Necesito tu apoyo y tu entusiasmo, y no tus críticas para crecer. Por favor no seas tan estricto, recuerda: puedes ser crítico con las cosas que hago sin criticarme a mí.
Por favor, dame libertad para tomar mis propias decisiones. Permite que me equivoque para que pueda aprender de mis errores. Así algún día, estaré preparado para tomar las decisiones que la vida requiere de mí.
Por favor, no lo hagas todo tú. Eso me hace sentir que mis esfuerzos no cumplieron con tus expectativas.
Yo sé que es difícil, pero deja de compararme con mi hermano, yo soy yo.
No temas alejarte de mí por un corto tiempo. Los niños necesitamos vacaciones de los padres, así como los padres necesitan vacaciones de sus hijos.
Dame ejemplos de vida espiritual, para que pueda conocer a Dios, para que en mi futuro, pueda disfrutar y compartir el amor con mi prójimo.
Muchas gracias,
Tu hijo.
“Debemos tener nuestros oídos muy alerta cuando nos habla un niño ya que muchas veces escucharemos cosas que jamás en nuestra vida hayamos oído. Esto es producto no de sus conocimientos, sino de que Dios está hablándote a través de ellos”
Familia - José Luis Prieto