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Bullying

La palabra bullying, traducida literalmente del inglés, significa: “discriminar, arremeter, acosar, intimidar, maltratar…”.
La discriminación o bullying es una enfermedad, un virus, que desde el principio de la humanidad, algo que comenzó como una enfermedad, hace miles de años, se ha propagado de tal manera que termino convirtiéndose en una pandemia, la cual la humanidad no ha podido erradicar hasta el día de hoy.

Los síntomas y evidencias de este virus son: el rechazo, la ofensa, la intolerancia, la humillación, la burla, la indiferencia, el odio, el insulto, la agresión, el desprecio, pero sobre todo el bullying se fundamenta en los celos y la envidia.

Podemos apreciar esta terrible plaga en toda la sociedad, pero especialmente afecta a niños y adolescentes. Por eso los colegios son el terreno fértil donde este virus se reproduce y desarrolla con mayor facilidad.

En la edad escolar todos hemos padecido el dolor de la discriminación, por ser gordo, flaco, por el color de nuestra piel, por ser lindo o feo, por tener orejas grandes o pequeñas, por tener una nariz prominente, por usar anteojos, o simplemente por ser de otra nacionalidad… Da la sensación de que, con tal de molestar y hacer daño a un semejante, todo vale.

La burla o los insultos no siempre desencadenan una gran dificultad, y en estos casos no deberíamos llamarlo bullying, porque muchas veces los niños pueden ofenderse, insultarse, pero en la mayoría de las ocasiones, todo queda ahí y en pocos minutos están jugando y riendo como antes.

Pero cuando la ofensa se transforma en crueldad y violencia, es en ese momento donde surgen los graves problemas que vemos a diario, chicos lastimados física y psicológicamente, generando heridas irreparables, que en algunos casos pueden acabar en muerte o en suicidio.

Hace más de diez años que doy charlas, en diferentes colegios, ya sean públicos, privado o religiosos, y la problemática no es solo la misma, sino que ha empeorado, no solo en el trato personal, sino que las redes sociales han colaborado para que este abuso, se haya convertido en moneda común y corriente, donde la agresión se profundiza cada vez más y peor.

El problema del ser humano es que solo ve y se burla por lo exterior, sin apreciar las maravillas que muchas veces llevamos en nuestro interior.
Si abrimos un cuerpo de una persona de piel blanca y otra negra, nos vamos a dar cuenta que sus órganos, músculos, venas, cerebro… son exactamente iguales. Además, sin ningún tipo de problemas uno al otro podrían donar sus órganos, porque en la creación, Dios ideo una maquinaria igual, perfecta y única para toda la humanidad, sin importar en absoluto como somos por fuera.

"Por todo esto, a partir de hoy deja de mirar y despreciar a los demás por su aspecto exterior y comienza a descubrir que hay en su interior, porque tal vez te lleves una gran sorpresa"

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