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Hoy es el día

Al atender el teléfono, mi mundo se vino abajo. Entre sollozos, la voz del otro lado me informaba que mi mejor amigo, había sufrido un grave accidente falleciendo en el acto. 

Mientras caminaba hacia mi cuarto, no podía comprender lo sucedido. Comencé a recordar los hermosos momentos vividos en el colegio, la graduación, las despedidas llenas de emociones y principalmente las promesas de nuevos encuentros… promesas de que ninguno sería olvidado.

Pasó el tiempo y por un motivo u otro, jamás respondí a los mensajes que me dejaba en el teléfono o en los correos electrónicos que me enviaba. Él cumplió la promesa nunca se olvidó de mí, pero yo sí lo olvidé. 

Recuerdo que cuando desperté tras mi paso por el quirófano, él fue la primera persona a quien vi. Ahí estaba el dándome ánimo.

Recuerdo que fue en su hombro donde me apoyé para llorar la pérdida de mi padre. A pesar del esfuerzo para consolar mi corazón, no recuerdo ni una sola vez haberle llamado por teléfono para decirle lo importante que era para mí contar con su amistad. 

No recuerdo haberlo visitado, para escuchar sus problemas y necesidades, aunque sabía que bebía demasiado y que frecuentemente estaba ebrio. 

Tal vez si yo hubiese sabido aprovechar mejor mi tiempo y lo hubiera acompañado más, lo habría podido aconsejar y quizás en este momento estaría vivo. Pero no es así, él perdió su vida al perder el control del auto que no estaba en condiciones de manejar. 

Seguramente él, que siempre inundó mi mundo con su iluminada presencia, se sintia solo.

Quizás los mensajes graciosos que dejaba en mi contestador, serían su manera de pedir ayuda. 

Ahora, mientras lentamente, escojo ropa negra, digna de mi estado de ánimo, creo que me tomaré el día para rendir homenaje a una de las personas que más amé en mi vida. 

Me doy cuenta, entre lágrimas y remordimientos, que a partir de ahora, para acompañar durante un día completo el cuerpo sin vida de mi amigo, voy a tener todo el tiempo del mundo. Pero eso ya no me vale, ni le vale. 

A partir de hoy trabajaré con el mismo ahínco de siempre, pero solamente durante mis horas laborables. 

A partir de ahora, contestaré a los mensajes que haya en mi contestador, escribiré tarjetas de cumpleaños y les recordaré siempre a las personas, lo importantes que son para mí. Abrazaré y sonreiré a mi familia y a todos los que me rodean.

 

«No esperes el día en que las personas más importantes de tu vida se vayan de tu lado y no puedas demostrarles lo mucho que significan para ti»