Las preocupaciones son como anteojos empañados que no nos permiten ver las cosas con claridad; podemos ver, pero en forma distorsionada a la realidad y casi siempre terminamos angustiados… amargados… estresados y enfermos, por cosas que quizás jamás ocurrirán.
A través de una relación íntima con Dios nos ayuda a comprender que El todo lo ve de manera diferente lo que para nosotros puede ser una gran tormenta, para El solo es una prueba de vida, que nos ayuda a tener más fe y por sobre todo paz en nuestro corazón, eso sí, solo cuando nos despojamos de toda nuestra carga y la dejamos a sus pies.
Oración:
“Señor, traigo mis cargas para depositarlas a tus pies, sabiendo que eres el único en el que puedo confiar. Ayúdame a estar en paz y por sobre todo a confiar que puedes quitar toda preocupación de mi vida”.