¿Sabes por qué el mar es tan grande? ¿Tan inmenso? ¿Tan poderoso?...
¿Como es que siendo como es, tiene la humildad de colocarse por debajo de los ríos?...
Porque, sabiendo recibir, se tornó grande...
Si hubiese querido ser el primero y estar unos centímetros encima de todos los ríos, no sería mar, sino una isla. Toda su agua se perdería por todos lados y se quedaría aislado.
La pérdida es parte de la vida.
La derrota es parte de la vida.
La muerte es parte de la vida.
Necesitamos aprender a perder, a caer, a fallar y a humillarnos ante Dios.
Es imposible ganar sin saber perder...
Imposible andar sin saber caer...
Imposible acertar sin saber errar...
Imposible vivir sin saber morir.
Si eres capaz de ver a Dios a través de estas maravillas, has logrado tu objetivo.
Con Jesús en tu corazón, serás más que vencedor.
Si te sientes caer, Él te levantará...
Si te sientes perdido, Él te guiará...
Si te sientes derrotado, Él te animará...
Si has sufrido una perdida, Él te consolará.
Haz siempre como el mar, mantente en una actitud de humildad, para que puedas ser exaltado por la maravillosa mano de Dios.
“El acierto y el error, el triunfo y la derrota, la muerte y la vida que nunca deja de ser, son propósitos divinos”