Un hombre fue a una barbería a cortarse el cabello y entabló una conversación con el barbero. Llevaba una Biblia consigo, y mientras el barbero realizaba su trabajo, el hombre abrió su Biblia y empezó a leerla.
El barbero era un hombre agnóstico, le costaba entender que Dios existiera realmente. En un momento le dijo a su cliente: –Yo no creo que Dios exista.
–¿Por qué dice usted eso?, preguntó el cliente.
–Es muy fácil, al salir a la calle, uno se da cuenta de que Dios no existe. Dígame, si Dios existiera, ¿por qué hay tantas personas enfermas? ¿Por qué hay niños abandonados y hambrientos? No, amigo, si Dios existiera, no habría sufrimiento, ni tanto dolor en la humanidad. No puedo pensar que exista un Dios que permita todas estas cosas.
El cliente se quedó callado, no quiso responder para evitar una discusión. Al terminar su trabajo, el cliente pagó, saludó y se marchó. Al salir vio a un hombre con su barba y cabello largos. Se acercó y le pidió si lo podía acompañar unos minutos a la barbería, a lo cual accedió con un poco de desconfianza, al no saber de qué se trataba.
Entraron, y le dijo al barbero: –¿Sabe una cosa? Los barberos no existen.
–¿Cómo? Y yo, ¿qué soy?
–¡No! Los barberos no existen, repitió el hombre, porque si existieran no habría personas con la barba y el pelo tan largos como la de este hombre.
–Los barberos sí existen, el problema es que esas personas no vienen hacia mí.
–¡Exacto! dijo el cliente, ese es el punto, Dios sí existe, lo que sucede es que las personas no van a Él y no lo buscan, por eso hay tanto sufrimiento, hambre, dolor y miseria.
¡Qué historia tan fascinante! "Las personas no vienen hacia mí". Creo que después de tantas discusiones de creencias religiosas y teológicas, una sola frase de seis palabras define la falta de bendición de Dios en un mundo perdido, repleto de violencia, guerras, hambre, el destierro de millones de personas por la ambición y la falta de empatía de muchos dictadores, que lo único que les importa, es ser caudillos nefastos.
Otro de los males de este mundo es la idolatría. Muchos son como el barbero, pero recurren a ídolos y lo transforman en su dios, llámese Gauchito Gil, San la muerte, la Difunta Correa y tantos otros. Tienes que entender que no estás yendo al lugar adecuado, te estas desviando del verdadero camino. Jesús, te dice: "Yo soy el camino, la verdad y la vida” Juan 14:6. Los ídolos no escuchan, no hablan y no ven. Entonces, ¿por qué estas detrás de ellos, los llevas a tu casa, le prendes velas, te arrodillas delante de ellos y les imploras para que te ayuden en tus necesidades?
No pierdas más el tiempo, no te llevarán a ningún lado, solo lograrás que traigan desgracias, que lleves una vida miserable y de sufrimiento.
Ten presente la frase del barbero, permite que Dios sea parte de tu vida y deja de lado todo lo que no te conviene, para tener una vida en paz y en plenitud.
“Si tú crees que Dios existe… haz conocer esta historia a tus amigos, de lo contrario guárdalo en tu corazón, tal vez un día tengas la necesidad de saber sobre Su existencia” …