
En cierta ocasión Martin Luther King iba a dar una conferencia acerca de los derechos humanos, cuando notó que un pequeño niño de raza negra se encontraba al frente de su auditorio.
Esto sorprendió a Martin Luther King, que preguntó a uno de sus ayudantes quién era el niño.
Este le contestó diciendo que aquel niño negro había sido el primero en llegar al auditorio.
Cuando terminó el discurso de Martin Luther King se soltaron globos de diferentes colores al cielo y el pequeño niño no dejaba de mirarlos. Esto llamó la atención de Martin Luther King y se acercó y levantó tiernamente al niño en sus brazos.
El pequeño mirándole le preguntó:
-Señor King, ¿Los globos negros también ascienden al cielo?
Martín Luther King le respondió dulcemente diciéndole:
-Los globos ascienden al cielo no por el color que tengan, sino por lo que llevan dentro.
Qué palabras tan profundas y sencillas: Los globos ascienden al cielo no por el color que tengan, sino por lo que llevan dentro. Esta gran verdad también puede aplicarse a la esfera espiritual. Lo importante no es el color de nuestra piel, sino lo que tenemos dentro del corazón.
Jesús dijo:
«El que tiene a Jesús, tiene la Vida, el que no tiene a Jesús no tiene la Vida» 1º Juan 5:12