En una breve conversación, un hombre le preguntó a una mujer:
-¿Qué tipo de hombre estás buscando?
Ella se quedó un momento callada y mirándole fijamente a los ojos le preguntó:
-¿En verdad quieres saber? -Sí, respondió él.
Así que la mujer empezó a explicarle: -Siendo una mujer moderna, que vive en esta época, estoy en posición de sólo pedirle a un hombre, aquello que yo no puedo hacer por mí misma.
Pago todos mis impuestos. Y me encargo de todos los asuntos de mi casa. Por eso creo que soy yo la que puedo preguntar:
-¿Qué es lo que tú puedes aportar a mi vida?
El hombre se quedó atónito y pensó que ella se estaba refiriendo al dinero. Pero ella se le adelantó y dijo: -No me estoy refiriendo al dinero, necesito algo más que dinero.
El cruzó los brazos y mirándola fijamente le pidió que le explicara…
-Yo necesito un hombre que luche por la perfección en todos los aspectos de la vida. Busco a alguien que se esfuerce y se preocupe por cultivar su mente, porque necesito a alguien con quien conversar, que me estimule y me anime para que cada día sea mejor. Quiero una persona humilde, alguien a quien admirar y que me admire por lo que soy. Yo estoy buscando a alguien que luche por estar cada día más cerca de Dios, porque yo necesito a alguien con quien compartir mi fe. No necesito a un hombre que se centre en acumular riquezas, sino alguien lo suficientemente sensible para que me comprenda como mujer y lo suficientemente fuerte para darme ánimo y no dejarme caer.
Yo estoy buscando a alguien a quien respetar. Que me valore y que me respete por lo que valgo. Yo no tengo ningún problema con ser sumisa, pero él tendrá que ganárselo y merecérselo. Dios hizo a la mujer para ayudar al hombre. Pero yo entiendo que no puedo ayudar a un hombre que no se puede ayudar a sí mismo.
Creo firmemente que ayudarle, no es sólo hacer lo que él dice, sino intercambiar ideas para encontrar juntos las soluciones. Yo busco un hombre sensible y con buenos sentimientos. Busco ternura.
Cuando ella terminó de hablar, él estaba muy confundido.
-Estas pidiendo mucho, dijo él. Y ella le contestó: es que yo valgo mucho.
«Casi siempre pensamos en encontrar la persona que sea como queremos o necesitamos, pero, ¿Soy yo lo que la otra persona quiere o necesita?»