En Hechos 28, cuando Pablo fue picado por la víbora, su mano se hinchó y el veneno no lo mato. El texto no menciona que la picadura no le dolió.
Esto bien podemos aplicarlo a nuestras vidas, Dios no nos promete librarnos del dolor de las pruebas, pero si del efecto del veneno. Puedo asegurarte que vas a pasar por mucho dolor, pero quedate tranquilo que no vas a morir en el intento de superarlas...