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Thomas Edison

Era mitad del siglo XIX y se escuchaba en las oficinas de la Escuela Primaria de un pequeño pueblo de Ohio de los Estados Unidos la siguiente conversación entre una maestra y una madre:

“El niño tiene un leve retraso mental que le impide adquirir los conocimientos al mismo ritmo que sus compañeros de clase, es más apropiado que deje de traer a su hijo a esta escuela y le busque otra más apropiada”

 

A la mujer no pareció afectarle mucho la sentencia de la maestra, al contrario, se encargó de que su hijo entendiera que él no poseía ningún retraso y que Dios, en quien confiaba fielmente desde su juventud, no le había dado vida para avergonzarlo, sino para hacer de él un hombre de éxito.

 

Pocos años después, con solo 12 años, fundó un diario y se encargaba de venderlo en la estación del ferrocarril de Nueva York.

Y eso no es todo, se dedicó a estudiar los fenómenos eléctricos, y gracias a sus estudios logró perfeccionar el teléfono, el micrófono, el megáfono, y otros inventos como el fonógrafo, por citar solo algunos. 

 

Que lejos quedaba en el recuerdo del niño, las palabras de su maestra.

 

En la vida de este hombre, todo parecía ir sobre ruedas hasta que de pronto un día se encontró con un gran obstáculo, su mayor proyecto se estaba desvaneciendo ante sus ojos. Había buscado incansablemente la forma de construir un filamento capaz de generar una luz incandescente, pero que al mismo tiempo resistiera la fuerza de la energía que lo encendía.

Pero no había manera de encontrar lo que buscaba.

 Los que financiaban sus proyectos estaban impacientes, sus competidores parecían acercarse a la solución antes que él, y hasta sus colaboradores se encontraban desesperanzados. 

 Después de tres años de intenso trabajo uno de ellos le dijo: "Thomas, abandona este proyecto, ya llevamos mas de tres años, lo hemos intentado en mas de dos mil formas distintas y solo conocemos el fracaso en cada intento"
 

 La respuesta no se hizo esperar y se dirigió a él con la misma vehemencia que su madre había tenido unos 25 años atrás: "No sé que entiendes tu por fracaso, pero de algo si estoy seguro, y es que en todo este tiempo aprendí que antes de pensar en dos mil fracasos he descubierto mas de dos mil maneras de no hacer este filamento y eso me da la pauta de que estoy encaminado". Pocos meses después iluminó toda una calle utilizando la luz eléctrica.

 

Su nombre fue Thomas Edison, una persona que sabía que es posible vivir de Gloria en Gloria, y que aun en las tormentas más fuertes de la vida, supo ver el pequeño sendero que lo llevaría al éxito.

 

Dios te dice:

“Aunque no den higos las higueras, ni den uvas las viñas ni aceitunas los olivos, aunque no haya en nuestros campos nada que cosechar; aunque no tenga vacas ni ovejas, siempre te albaré con alegría porque tu res mi salvador. Dios mío, tú me das nuevas fuerzas; me das la rapidez de un venado, y me pones en lugares altos” Habacuc 3:17 / 19